El Perú y particularmente la Región Piura, tiene experiencias exitosas de familias que saben cómo alimentarse de manera sana y con productos orgánicos de sus zonas. Sin embargo, hace falta replicar y apoyar estas experiencias para reducir los altos índices de anemia y desnutrición que afecta a miles de familias, principalmente niños, niñas menores de 05 años y mujeres gestantes. Faltan iniciativas de proyectos y acciones de gobiernos locales, regional y nacional. Últimamente el Congreso de la República aprobó la Ley para la Promoción de la Agricultura Familiar que era impulsada por la sociedad civil. Sin embargo, aún falta que la directiva del Poder Legislativo someta a debate y aprobación la propuesta de ley sobre Seguridad Alimentaria y Nutricional.
“Mi huerto es mi mercado, mi refrigeradora y mi botica”. Una frase que impactó en una exposición ofrecida por Arsenio Facundo Guerrero, productor orgánico del caserío Lúcumo de Carhuancho, distrito de San Miguel del Faique, provincia de Huancabamba.
Su familia está conformada por 5 miembros, y son propietarios de más de 2 hectárea de terreno, sobre los 2,750 msnm. Cultiva más de 20 productos, entre hortalizas, granos, y frutales.
“En mi huerto familiar hay una diversidad de hortalizas, igualmente cultivo cebada y trigo. Mi huerto es mi mercado, mi refrigeradora y mi botica, porque tengo alimentos sanos y frescos y muchos de los productos son medicinales. En lo que es frutas, tenemos aguaymanto, fresas, manzanas y uscpa. Cuando mis hijos tienen hambre o desean una fruta, van y cogen las mejores directamente de la planta”.
En sus cultivos no utiliza productos químicos. Tiene su propia producción de abonos orgánicos como: “humus de lombriz, abonos fermentados, biol enriquecido, insecticidas orgánicos con plantas de la zona, caldo ceniza, caldo sufocálcico, y caldo visosa. Y es lo que les enseño a mis hijos, a cultivar, a valorar la producción y a trabajar en la producción orgánica, para que ellos también conversen y compartan con sus amigos sobre la experiencia de trabajo”.
Y cuando se trata de consumir carnes, no se hacen problemas. Tiene más de 200 cuyes, además de gallinas, patos, chanchos y ganado vacuno. Y para variar el menú, van a una de las 2 pozas donde cultiva truchas y pesca las mejores especies para llevarlas a su mesa. Además de vegetales, carnes y pescado, producen leche y quesos.
En su área de terreno también tiene alfalfa, ryegrass y gramíneas, que sirven de alimento para su ganado vacuno. Pero Arsenio y su familia, son conscientes de la importancia del agua, “hay que sembrar para cosechar agua, que es la vida para el ser humano. Por eso es que tenemos una producción forestal con variedad de especies (pinus patula, aliso y quinawiru)”.
En lo que respecta a riego, lo hace con aspersores artesanales que ellos mismos confeccionan, con los que puede optimizar el uso del agua, garantizando la vida y desarrollo de sus cultivos y animales.
Su casa es sencilla y está construida con materiales de la zona, pero bien organizada. A falta de sistema de desagüe, cuenta con un pozo ciego que cumple la misma función, y mantiene a sus hijos libres de cualquier riesgo en su salud.
El vivir mejor está en nuestras manos
Arsenio Facundo no es un simple agricultor orgánico, sino que además es un líder en su comunidad y tiene bien claro los cambios que ha logrado con el apoyo de organizaciones no gubernamentales como Progreso.
“Con el apoyo de Progreso, hemos tenido todos estos cambios. Pero también cambios en la familia, pues ahora valoramos el trabajo familiar, en la familia conversamos más y estamos más unidos, buscamos un futuro mejor para nuestros hijos e hijas y compartimos con el resto de familias de la comunidad”, señala.
Pero también hay cambios políticos. Señala que ahora participan en espacios de toma de decisiones, sobre todo en lo que respecta al Presupuesto Participativo, son capaces de hacer alianzas, y sobre todo “valoramos más las herramientas del conocimiento, porque una palana se acaba, pero las enseñanzas quedan. Estamos seguros que la solución no viene de afuera. El vivir mejor está en nuestras manos”.
¿Cómo estamos en anemia y desnutrición crónica infantil?
La Estrategia Regional de Seguridad Alimentaria y Nutricional (ERSAN – 2014 -2021) es el resultado de un trabajo concertado entre las instituciones de desarrollo de la región de Piura, entre las que destaca el Grupo SOBAL (Grupo impulsor de la Soberanía Alimentaria) y el Gobierno Regional de Piura a través de la Gerencia Regional de Desarrollo Social, en el marco de la implementación del Sistema Regional de Atención a la Primera Infancia – SIREPI.
Sin embargo, a pesar de contar con estos instrumentos e iniciativas de política pública aún hay cifras muy preocupantes en lo que respecta a desnutrición crónica infantil y anemia.
Según cifras del INEI (Encuesta Nacional de Hogares – ENAHO y Encuesta Demográfica y de Salud Familiar – ENDES, 2014), en Piura el 43% de la población infantil menor de 5 años padecen de anemia, y el 21.7% de niños y niñas tienen desnutrición crónica.
Los indicadores, presentados por Elena Castillo Domínguez, del Grupo SOBAL, también revelan que a nivel regional casi el 20% de familias no tienen agua en casa, y en las zonas rurales la falta de agua llega a casi el 33%. Pero lo más preocupante es que sólo el 9.8% de la población a nivel regional, consume agua clorada, y en las zonas rurales la cifra está por debajo del 1%.
Si revisamos el mapa sobre desnutrición crónica infantil en niños y niñas menores de 5 años, correspondiente al I semestre del 2015, de acuerdo a las cifras que maneja la Dirección Regional de Salud (DIRESA) de Piura, las provincias más preocupantes son Ayavaca y Huancabamba, seguidas de Morropón.
En la costa los más altos índices de desnutrición crónica infantil se registran en los distritos de La Arena, Cura Mori, El Tallán y Cristo Nos Valga.
Elena Castillo, señala que entre algunas estrategias para reducir estos problemas en la niñez, es que las familias incrementen sus capacidades para generar ingresos que les permitan producir sus alimentos o tener acceso a ellos. También hace falta mejorar en las familias la calidad de su dieta consumiendo alimentos inocuos y de calidad.
“Los servicios básicos como el agua y saneamiento, especialmente en zonas rurales y urbano marginales, cumplen un rol fundamental, como también las vías de comunicación que permiten una mayor comercialización e intercambio de productos”, precisa.
Roles de las instancias del Estado
En diversas regiones del país se han recogido aportes para 2 proyectos de ley que permitirán implementar políticas para reducir las cifras de anemia y desnutrición infantil, y apoyar a la alimentación de las familias peruanas. Está la propuesta de ley “Seguridad Alimentaria y Nutricional” y el proyecto “Ley de Promoción y Desarrollo de la Agricultura Familiar”. Últimamente fue aprobado en el pleno del Congreso de la República la Ley para la Promoción de la Agricultura Familiar; quedando a espera la aprobación del proyecto de ley sobre Seguridad Alimentaria y Nutricional.
Rosario Romero, de Fórum Solidaridad, indicó que como parte civil y con el apoyo de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) se está incidiendo e informando para hacer escuchar la voz de los agricultores, “para que la directiva del Congreso priorice y se ponga en agenda el proyecto (Seguridad Alimentaria y Nutricional) y pueda ser batido y aprobado. Entonces seguimos insistiendo en el Poder Legislativo con mucha fuerza, y también en el poder ejecutivo con el Ministerio de Agricultura y riego”.
Durante el Foro Regional “Agricultura Familiar y Seguridad Alimentaria en la Agenda Pública Nacional, Regional y Local”, realizado recientemente en Piura, se conocieron experiencias de familias agriculturas y pesqueras, quienes demandaron la aprobación de estas normas y una real atención a las poblaciones que con sus productos orgánicos aportan a la alimentación y nutrición.
Una de las conclusiones del foro, que congregó a cerca de 100 productores de la sierra y la costa, es que también se implementen políticas de Estado multisectoriales para atender a las familias rurales y agricultoras.
No basta atender desde el sector agricultura, las familias rurales también necesitan buenas vías de comunicación, servicios básicos como luz, agua y saneamiento, para que puedan darle un valor agregado a sus productos y sirvan para la alimentación de las familias de la región.
Además se demandó priorizar la propiedad de la tierra para los pequeños productores. Un claro ejemplo es el caso de La Matanza en la provincia de Morropón, donde los pobladores si bien se sienten orgullosos del proyecto Alto Piura, temen ser desalojados y que las tierras que ocupan sean vendidas a grandes empresarios “Se agudiza cada vez el fenómeno de concentración y extranjerización de la tierra”.
Trabajar sin tinte político
Elsa Fung, directora de la Central Peruana de Servicios (CEPESER), y una de las impulsoras de estos proyectos, indicó que desde una política de Gobierno se involucre al sector educación en acciones que permitan apostar por una alimentación sana y un ambiente sano.
“Tenemos que educar para que estos objetivos sean conocidos desde la infancia, en la academia y en los líderes sociales, para salvar el mundo. Es una tarea regional y local que las currículas vayan en esa perspectiva de acuerdo a las realidades de cada zona”, puntualizó.
Añadió que en este trabajo se requiere el aporte de todos, “hacer un trabajo común y por el bien común del Perú, más allá de intereses individuales o político partidario y de confrontaciones ideológicas que muchas veces pierden el verdadero norte; pero nosotros actuando con ética, con principios, educando con el ejemplo sobre todo a las nuevas generaciones para lograr una vida digna como lo proponen los objetivos del Desarrollo Sostenible (ODS) en nuestra región, país y en este planeta azul que nos cobija”.