Convertirse en un empresario apícola no está lejos de la realidad. En la Región Piura un total de 200 familias apicultoras decidieron unirse y formar la Cooperativa COOPA BOSQUE, desde donde se preparan no sólo para mejorar la calidad, sino también para producir variedad de productos y servicios e incursionar en el mercado nacional con una marca que ubique a Piura como una región apícola. Para los expertos, esta actividad ya no sería sólo de autosuficiencia, sino que puede generar mayores recursos económicos y convertirse en una de las principales actividades en los bosques secos de Piura.
La apicultura en Piura se inicia en la década de los años 70, pero en ese entonces no había mercado. Francisco García Podesta, consultor apícola, señala que los piuranos que producían miel tenían que ofrecerla “de casa en casa. Vender miel era bien difícil. Hoy hay un mercado interesante, demandante que exige calidad”.
Agrega que quienes quieren dedicarse a esta actividad deben empezarla como un hobby, donde siempre se debe guardar reservas para los años de poca floración que no favorecen a la producción de miel, “no hay que gastarnos nuestra reservas, porque a veces cambia el panorama. Hay altos y bajos, siempre debemos tener nuestras fortalezas”.
Aunque no hay cifras exactas, se estima que en la región existen alrededor de 15 mil colmenas. Los expertos en apicultura señalan que un productor con 10 colmenas puede llegar a producir una tonelada de miel al año. Pero no es sólo miel, sino también productos como el polen, propóleos, jalea real, cera y núcleos, sin dejar de mencionar los servicios de apiterapia que ayudan a recuperar la salud a quienes optan por la medicina alternativa.
Juan Valladolid Litano, es un apicultor de Chulucanas con 15 años de experiencia en esta actividad. “Yo empecé desde cero, con cajas de triplay y vi que era rentable. Luego fui comprando mis cajas (de madera). Actualmente cuento con 25 enjambres y eso me permite llevar mayores ingresos a mi familia. Además en casa consumimos miel y el polen. Tengo 3 hijos y consumen bastante el polen y eso nos mantiene sanos, casi no nos enfermamos”.
En las mejores épocas de floración, Juan Valladolid, logra obtener hasta 30 kilogramos de miel por colmena al año. Su sueño es convertirse en un empresario apícola, “el hecho de habernos organizado como cooperativa apuntamos a hacer empresa, porque vemos que es factible, es rentable el ingreso de la apicultura, sólo hay que ponerle mucho interés”.
Mercado nacional
Después de la década de los años 70 y 80, las mejores épocas de producción de miel han sido entre el 2001 y el 2005. Jorge Murakami Uchida, consultor apícola, precisa que en esos 5 años las exportaciones de Piura y Chiclayo fueron de 3 millones 647 mil, 426 dólares. Pero con la aclaración respectiva: lo que se exporta es lo que sobra del consumo local y nacional.
“A nivel nacional no hay estadísticas, pero casi siempre se relaciona que lo que se exporta por lo general es lo que sobra (del consumo local). El precio es de 80 centavos a 1 dólar en el mercado internacional, y en el mercado local es de hasta 1 dólar con 30 centavos (el kilogramo)”, señaló.
Después del 2005 la producción bajó, debido a los cambios climáticos donde prevalece el Fenómeno de La Niña con periodos prolongados de sequía. Se estima que esta baja ha llegado a una producción anual de 80 a 100 toneladas anuales que apenas permite abastecer el mercado local y nacional.
Ante esta situación, los productores apícolas de la región creen necesario hacer alianzas con apicultores o asociaciones de otras regiones, con la finalidad de encontrar áreas productivas con las que se puede alternar en épocas de escasez.
Retos y desafíos
Uno de los problemas en el mercado nacional es que se vende miel adulterada, no sólo en locales pequeños sino también en centros comerciales. Se estima que entre el 40% y 50% de la miel en todos los mercados nacionales es adulterada y que requiere un mayor control no sólo de las entidades correspondientes, sino también de los mismos productores apícolas.
“Hay una demanda insatisfecha grande y pienso que se ganaría mucho más si quitáramos (la miel adulterada), entonces habría más demanda insatisfecha (miel pura)”, indicó el experto apícola Jorge Murakami Uchida.
Pero además de exigir pureza en la miel también se necesita una variedad de aromas. Francisco García Podesta, con amplia experiencia en apicultura, recomienda no mezclar la miel y así satisfacer a la diversidad de mercados a nivel nacional.
“Algunos prefieren miel más cristalina, otros más oscura, entonces no debemos mezclar. Hay que tener (variedad) de mieles aromáticas, tener una clasificación floral. Hay que clasificar en base a su color, presentación, características organolépticas, sabor, aroma, densidad, finesa y brillo”, sostuvo.
El especialista en este tipo de emprendimientos, añadió que es necesario posicionar a Piura con una marca en el mercado. “(Piura) debe identificarse con una marca, es necesario tener un nombre, una etiqueta de valor. Hay que identificar a Piura con la apicultura y que esa marca se mantenga con el tiempo”.
Una organización empresarial y solidaria
Javier Pacherrez Rivas, es secretario de COOPA BOSQUE (Cooperativa Agraria de Productores de los Pueblos Unidos del Bosque Seco – Región Piura Ltda.), y es un apicultor del centro poblado Almirante Miguel Grau en la vía panamericana Piura – Chiclayo, y recuerda que se inició en esta actividad de manera empírica, sin el apoyo de alguna institución. Ahora es consciente que organizados como cooperativa pueden tener más fuerza para mejorar la producción y tener un mejor mercado.
“En mi caso tengo mi puesto en la panamericana Piura – Chiclayo, en el centro poblado Almirante Grau. Ahí lo comercializo de manera bruta pero no sé qué calidad de miel es. Ahora sé que hay miel que son tecnificadas. Yo vendo en botellas de champagne y de cerveza, pero ahora ya con la cooperativa (COOPA BOSQUE) tenemos botellas especiales y estamos trabajando en una marca colectiva”, señaló.
Recuerda que cuando Heifer Perú llegó para apoyarles mediante el proyecto “Mejora de los ingresos de pequeños productores apícolas del bosque seco en las provincias de Piura y Morropón –Piura”, eran un poco reacios, pero poco a poco fueron accediendo y ahora se aprestan a ser una organización apícola fuerte en el norte peruano, tal como lo hicieron los productores de banano, mango, café y cacao.
“Es necesario capacitarnos para llegar a nuestro objetivo y comercializar nuestra miel, porque antes lo hacíamos de manera rústica, pero gracias a Heifer Perú ahora hemos mejorado, por ejemplo en el centrifugado. Esas son las ventajas de estar organizados, la unión hace la fuerza”, precisó.
Alfredo García Alfaro, director nacional de Heifer Perú, señala que el objetivo como ONG es apoyar al pequeño productor, empoderar a las mujeres y enfrentar al cambio climático, “estos temas se conjugan de una manera excelente en una zona de bosque seco, porque es un ecosistema frágil donde la apicultura como una actividad tan holística y tan complementaria al medio ambiente ha sido una buena oportunidad”.
En sus proyectos siempre tienen en cuenta los valores, la capacitación a los beneficiarios y la solidaridad, siempre apuntando hacia una actividad de autogestión y autosostenible.
“La apicultura es una oportunidad y como oportunidad no debemos dejarla de aprovechar. Queremos hacer sostenibles todas las actividades que promovemos. Nosotros hacemos una cadena de solidaridad, con valores, tenemos más de 30 años en el Perú y estamos apoyando el bosque seco en Piura”.
El proyecto “Mejora de los ingresos de pequeños productores apícolas del bosque seco en las provincias de Piura y Morropón – Piura”, que ejecuta Heifer en nuestra región, cuenta con el financiamiento de Fondoempleo, y busca hacer una apicultura sostenible.