Publicado en Revista Semana de Diario El Tiempo de Piura
Hace poco asistí al “Encuentro Interregional de Experiencias de Dirigentes en las Rondas Campesinas”, realizado en Jaén – Cajamarca. Allí conocí a Eusebia Chanta Chinguel. En una de sus intervenciones descubrí el coraje y valentía que la habían llevado a ser dirigente de rondas campesinas en la provincia de Jaén y a nivel subregional. Pero me llenó de orgullo cuando dijo que también era
piurana, nacida en Huaylas, un caserío del distrito de Sondorillo, en la provincia de Huancabamba. Salió desde muy niña, escapando de la pobreza y contaminación que dejó la explotación de la Mina Turmalina en Canchaque, distrito donde sus padres tenían tierras y ganado. Trabajó en Chiclayo, enfrentando a la adversidad del destino, y luego se traslada a Jaén, donde ahora emprende una lucha contra la contaminación ambiental y de protección a los recursos naturales de la región Cajamarca. Es una rondera dispuesta a darlo todo por defender la vida y apostar por el desarrollo de las comunidades, una mujer que merece el reconocimiento de todos.
Usted es piurana como yo, ¿Cómo es que salió de Piura y llega a Jaén, donde actualmente radica?
Yo tuve que salir desde muy niña de mi pueblo que se llama Huaylas, porque todo el ganado de mi padre se murió, por la contaminación, y todo el ganado de la gente iba muriendo. Mi padre tenía ganado y terrenos en Canchaque, por eso es que tengo experiencia de cuánto daño hace la explotación minera, nunca nos ha traído desarrollo, más bien nos ha traído pobreza. Por lo tanto, a los 12 años tuve que salir a la ciudad de Chiclayo. Salí sola para ver un futuro mejor y con la decisión de estudiar, porque no sabía leer ni escribir. Llegué a Chiclayo, estuve allí con la gente que tiene dinero, viví el maltrato… (Su voz se quiebra), hasta que llegué a la provincia de Jaén
Yo fui la última hija, mi padre no quería que saliera, y desde muy niña me gustaba defender y ayudar a los demás. Mis padres quedaron con mis hermanos mayores. Mi padre ya falleció, mi madre todavía vive en Huancabamba con mi hermana mayor.
¿En que trabajó, sí aún era niña?
Yo desde muy niña llegue a ser comerciante. Yo trabajé en una tienda donde vendían todo lo que es hilos, desde los 12 hasta los 15 años.
Entonces, ¿Perdieron su ganado?
Sí, desde ahí quedamos en la pobreza. Teníamos 25 cabezas de ganado vacuno, teníamos bastantes ovejas, caballos, burros, mulares. Todo eso se acabó. Todo eso ya no existe.
¿Tenían cultivos también?
Sembrábamos papa, maíz y trigo en Huaylas. También fue afectado, ya no es la misma producción, a raíz de la contaminación.
¿Se podría decir que usted salió escapando de esa dura realidad?
Sí, salí escapando de ese problema, porque lo que habíamos hecho juntos, toda la familia, se acabó, todo se quedó en nada.
En Chiclayo trabajó hasta los 15 años. ¿Qué pasó luego?, ¿cómo llega a Jaén?
Llego de 12 años a Chiclayo, trabajé hasta los 15 años, es cuando conozco a mi esposo, me enamoré y venimos a Jaén.
¿Su esposo es de Jaén?
Él también es huancabambino, de Huarmaca, mayormente ha vivido en Bagua Chica, se ha criado allí. Pero como sus familiares estaban en Chiclayo, decidió ser comerciante. Él se llama Máximo Cruz Crisanto. Nos conocimos y venimos a Jaén. Tenemos 2 hijos, ya profesionales.
INGRESÓ A LAS RONDAS CAMPESINAS
Escapa del problema de Huancabamba, llega finalmente a Jaén y en los alrededores, como San Ignacio, el problema de explotación minera se le presenta nuevamente. ¿Cómo se siente?
Llego acá, sin conocer a nadie, me encontré con otra realidad, con una experiencia amarga… (Su voz se quiebra y de sus ojos brotan lágrimas)
Fue un poco difícil adaptarse, pero eso también le ayudó mucho, porque nos decía que aprendió no sólo a leer y escribir, sino también a defenderse.
Llegué a Jaén, ya como comerciante, aprendí a hacer mi economía, y luego conozco a esta linda organización que se llama rondas campesinas, porque yo no conocía si tenía un derecho, parecía que sólo tenía un deber, el deber de trabajar y trabajar, y servir. Pero estas rondas campesinas me hicieron cambiar la vida, de cómo enseñar a los demás y a defender a los demás.
Ahora le doy gracias a Dios. No sabía leer ni escribir, en las rondas campesinas tuve que aprender a leer y escribir, ahora soy dirigente subregional y presidente sectorial. No quisiera ver a la niñez que tenga que sufrir igual que yo; hay que formar a la juventud, a la mujer para que no sea maltratada por un varón, porque muchas veces el varón ve a la mujer como su fuera un objeto sexual que sólo sirve para tener hijos, o sólo para placer del varón, y la tratan como cualquier cosa.
Entonces desde ahí he formado a mis 2 hijas, ingresaron a la universidad, son profesionales; no tenía dinero (para darles estudio) pero nunca agaché la cabeza, siempre dije yo sí puedo, soy de la sierra, soy serrana y por lo tanto no me debo quedar aquí, debo sacar adelante a mi familia y eso me llevó a tener más experiencia para compartir con los demás.
La mujer no se prepara para que sea más que el varón, sino que debe prepararse para que ayude al varón, para que ayude al hogar, a la familia, para que esa familia sea diferente, no sea maltratada, vulnerada en sus derechos. Para eso me he preparado y hoy sigo formando a las rondas campesinas mujeres, porque aquí en Jaén está el mal de la drogadicción y las niñas y varones están yendo a ese mal social.
Entonces las mujeres hemos creído conveniente organizarnos para poder rescatar del mal social a nuestras hijas e hijos, tenemos que preparamos como mujeres, no sólo para defender a nuestra familia sino para defender a los demás, porque si yo dejo a los demás que se consuman, estaríamos haciendo daño a las futuras generaciones.
En todo este liderazgo, ¿su esposo la entendió de alguna manera?
No ha sido fácil, tampoco me ha entendido ni me entiende hasta hoy. Pero yo sigo firme porque, gracias a Dios, llegué a hacer mi propia economía, entonces casi no dependo de él, pero sí le tengo respeto. Como tengo mi economía, yo puedo salir a capacitarme y capacitar a los demás. Claro que nada es difícil, pero tampoco es imposible.
Para usted ¿Qué son las rondas campesinas?
Para mí las ronda campesinas, son las que te dan a conocer tus derechos, es una organización que administra la justicia con sus propios conocimientos y costumbres. Por eso nos llamamos rondas campesinas, porque de las rondas nace el hombre y la mujer de poncho y sombrero.
Las rondas surgen como una alternativa frente al abigeato, principalmente. Ahora su rol es mucho más amplio. ¿Cómo es que vienen trabajando las rondas en esta zona?
Las rondas campesinas nacen en el caserío Cuyumalca, provincia de Chota, controlando el abigeato, la delincuencia, la corrupción. Ahora, de ser cuida-vacas, cuida-gallinas hemos pasado a otra época, cuidando también los recursos naturales. Aquí en Jaén y San Ignacio se ha dicho bien claro: “no a la explotación minera, sí a la agricultura”; porque la agricultura es el desarrollo primordial del campesino, sin que venga una minera a contaminarnos. La única forma para controlar la expansión minera es la reforestación, lo estamos haciendo en los bosques, cuidando los colchones acuíferos, cuidando la flora y fauna. Tenemos un trabajo arduo, defender el “ambiente”, no el “medio ambiente”; el ambiente, porque esto es de hombres y mujeres, de todo ser viviente que vive en esta tierra.
También doy gracias a Dios, porque Dios nos ha dado la naturaleza para vivir, y no permitir que alguien venga a destruir sólo por ambición de tener más dinero, y eso tienen que aprender a respetar los señores capitalistas, ya no es que van a venir a llevar nuestras riquezas, dejándonos en la pobreza, en la miseria, contaminándonos, dejándonos con cáncer; por eso hemos decidido decir no a la explotación minera.
¿Cómo se imagina a futuro? ¿Cuál será el futuro de la mujer, de las rondas campesinas?
La mujer cuando es capacitada tiene sus conocimientos. A la mujer nada ni nadie nos puede hacer cambiar de lo que queremos para el desarrollo de nuestros pueblos y para el país entero, No olvidemos que no sólo el varón ha tenido que luchar, también la mujer; tenemos mujeres caídas como María Parado de Bellido, Micaela Bastidas y muchas más. La mujer tiene que hacer respetar sus derechos igual que el varón, que sea bien remunerada, respetada; eso es lo que veo en el futuro y creo que sí lo lograremos, sobre todos las mujeres jóvenes. Sembraremos en la juventud, que tienen que aprender a luchar.
¿…y el rol de las autoridades, de los gobiernos?
La autoridad no vive lo que nosotros vivimos, el Gobierno Nacional o Regional viene sólo como ave de paso, huele y se va. En cambio nosotros vivimos el día a día, de sol a sol, año a año, con lluvias. Esto es nuestra carrera (profesión), porque de las tierras nos alimentamos, alimentamos a nuestros hijos y a nuestros animales. Si no cuidamos nuestras tierras, si no cuidamos el agua, de dónde nos vamos a alimentar, de dónde vamos a vivir. Por eso decimos que defenderemos nuestras tierras, a toda costa, pero lo haremos.
SE FAJA BIEN LAS FALDAS
¿Nunca ha sido amenazada? ¿Qué le preocupa?
Ahorita estoy siendo amenazada, a mi familia ya ha llegado (amenazas), llamando a celular que me cuide mucho, que hay un hombre y una mujer que me andan siguiendo; porque a un dirigente ya lo tumbaron, que se llama Juan Manuel Estela, ahora la única dirigente que queda, que se faja bien las faldas, queda una compañera mujer, que es esta mujer, quien habla, su nombre propio Eusebia Chanta Chinguel, natural de Piura – Huancabamba, con mucho orgullo, para defender a la Región Cajamarca.
Entonces, sí estoy amenazada, pero eso a mí no me asusta, eso a mí no me preocupa; a mí lo que me preocupa es que las empresas transnacionales vengan a querer cambiar la mente de nuestros hermanos campesinos, de nuestras hermanas campesinas, esa es mi preocupación, pues el resto no me preocupa porque si Dios a puesto, que hasta aquí vas a ir, hasta aquí vas a quedar, pues le agradeceré a Dios, pero si Dios (nos) ha puesto para (cuidar) sus recursos naturales, que él nos ha dejado, los defenderemos, y yo creo que él me va a proteger, no va a permitir que me tengan que quitar la vida de esa manera, porque no estoy haciendo mal a nadie, sino al contrario, ayudando al pueblo, a la gente más necesitada que no tiene voz, llevando la voz de hombres y mujeres.
¿Usted seguirá trabajando?
Trabajando arduamente, noche y día, no me cansa. Eso no me preocupa, yo he derrotado todo lo malo y lo seguiré derrotando, pero con la voluntad de Dios, porque estoy defendiendo a mí pueblo. Allí estaremos.
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