El parque arqueológico de Machu Picchu, que comprende 32,592 hectáreas en la provincia de Urubamba Cusco, guarda al menos 20 sectores con pinturas rupestres y unas cuatro con petroglifos, informó Fernando Astete Victoria, jefe del mencionado parque.
Indicó que las pinturas son como las halladas recientemente, de siluetas humanas, figuras de camélidos, espirales, triángulos, rayas paralelas, las cuales han sido pintadas y percutadas.
Estas están ubicadas desde el sector de Piscacucho, en el distrito de Ollantaytambo, los sectores de Isla Chico e Isla Grande, a la altura del kilómetro 82, entre otros lugares, como las pinturas recientemente descubiertas en la Huaca Pachamama, la única dentro del santuario.
Sin embargo, también es importante destacar los petroglifos como la Roca del Sol, la roca de las Sierpes, descubiertas y registradas por Hiram Bingham.
Según manifestó Astete en 1984 pudo ver una ofrenda a una pintura por los pobladores de entonces, por lo que se deduce que la gente conocía algunos de estos lugares.
“Los Incas también llevaban arte rupestre con pintura y con petroglifos”, señala Astete Victoria, quien dijo esperar el desarrollo de las investigaciones para interpretar las últimas pinturas encontradas dentro del santuario.
Según mencionó, Machu Picchu sigue significando el centro político, religioso, administrativo nexo entre los andes, de donde provenían la carne de mamíferos, tubérculos, granos, y la Amazonía que proveía plantas medicinales, la coca que era indispensable, la madera, el oro la plata y hasta las plumas más bellas.
Indicó que la presencia de las pinturas en Machu Picchu, es parte de la tradición de los humanos en diferentes culturas.
“Es una tradición muy antigua el arte rupestre, es lo primero que hacen los primeros hombres que vivieron en cavernas, y siguió durante miles y miles de años llegando hasta la época Inca. Durante el pastoreo, siempre se ha representado a las llamas”, precisó.
Sobre la conformación de la pintura, mencionó que por estudios se sabe que pudo ser de tierra y grasas de animales o insectos, que hacen que tenga cierta plasticidad, para que duren en el tiempo.