Unos 2,2 millones de sirios que necesitan ayuda humanitaria viven en zonas controladas por los yihadistas del Estado Islámico (EI) a las que la ONU tiene un acceso prácticamente nulo, advirtió la organización internacional.
Esa población, que vive «bajo el terror y la subyugación» del EI, representa casi la mitad del total que necesita ayuda en el país y que se encuentra en lugares de difícil acceso, dijo el jefe humanitario de la ONU, Stephen O’Brien.
«No podemos escatimar ningún esfuerzo para asegurar que esa gente recibe la asistencia que necesitan desesperadamente», defendió.
Como hace regularmente, O’Brien compareció hoy ante el Consejo de Seguridad para dar cuenta de la situación que se vive en Siria, donde la guerra ha provocado la «mayor crisis humanitaria del siglo XXI», recordó.
Al comienzo de la reunión los miembros del máximo órgano de decisión de las Naciones Unidas observaron un minuto de silencio en recuerdo de las víctimas de los atentados terroristas registrados en París, Beirut y otras ciudades en los últimos días.
En Siria, unos 13,5 millones de personas, incluidos 6 millones de niños, necesitan asistencia de algún tipo, mientras que 4 millones más se han visto obligados a dejar el país para buscar refugio, dijo hoy O’Brien.
De ellos, la mayor parte se encuentra en otras naciones de Oriente Medio, destacó, mientras que unas 400.000 han cruzado el Mediterráneo rumbo a Europa.
Según el responsable humanitario de la ONU, todas las partes del conflicto siguen llevando a cabo ataques indiscriminados contra la población civil que en el último mes han dejado multitud de víctimas y pueden constituir «crímenes de guerra».
En Alepo, la mayor ciudad del país, los combates entre el Gobierno y otros grupos han provocado desde principios de octubre la huida de al menos 50.000 personas, aunque el número podría alcanzar las 100.000, explicó O’Brien.
En paralelo, los ataques del EI han provocado el desplazamiento de otros 25.000 civiles en zonas rurales de Homs, movimientos que la ONU espera que continúen.
Además, las partes del conflicto continúan utilizando los asedios a ciudades como un arma de guerra, con cerca de 400.000 personas atrapadas en situaciones de este tipo.
De ellas, unas 200.000 están bloqueadas por el EI en Deir ez Zor, mientras otras 181.200 sufren el asedio del Gobierno en Guta y en zonas cercanas a Damasco.
Junto a O’Brien compareció la representante especial para la Violencia Sexual en Conflictos, Zainab Hawa Bangura, quien denunció el uso de la violación como una «táctica de guerra» por parte de la «mayoría» de los grupos involucrados en el conflicto.
Mientras, la responsable de la ONU para Niños y Conflictos Armados, Leila Zerrougui, que alertó sobre el reclutamiento de menores y sobre supuestas ejecuciones de niños a manos de los yihadistas.
Los responsables de Naciones Unidas hicieron un llamamiento a aprovechar la oportunidad abierta con el proceso de paz para Siria diseñado por la comunidad internacional en Viena.
En paralelo, urgieron a hacer más para proteger a los civiles, por ejemplo deteniendo el uso de los ataques indiscriminados y facilitando el suministro de ayuda a todo el territorio.
España, Francia y el Reino Unido han preparado una propuesta de resolución sobre ataques indiscriminados, centrada sobre todo en el problema de los barriles explosivos que usa el régimen, pero por ahora no ha sido sometida a la opinión del resto de miembros del Consejo, donde sigue habiendo una fuerte división en torno a muchos puntos relacionados con Siria.