El papa Francisco esta noche al Palacio de Carondelet, sede del gobierno en el centro colonial de la capital ecuatoriana, donde fue recibido afectuosamente por el presidente Rafael Correa, con quien apareció en el balcón para saludar y bendecir a centenares de fieles que se congregaron en la Plaza de la Independencia.
Tras arribar de Guayaquil, donde el Sumo Pontífice cumplió una agenda de menos de siete horas, llegó hasta el centro histórico de Quito, Patrimonio Cultural de la Humanidad declarado por la Unesco, que concentra en pocas cuadras una gran cantidad de iglesias católicas construidas durante la Colonia.
Al bajar del modesto vehículo Fiat que conduce al Santo Padre por Quito, el presidente Correa lo recibió en los exteriores del palacio de gobierno en medio de júbilo de los fieles que se congregaron en el lugar. La emoción fue tal que algunos feligreses lloraron de la emoción al ver a pocos metros al pontífice argentino.
Con su característica sonrisa y su mano dando la bendición, Francisco llenó de júbilo a los fieles que lo observaban desde la plaza ubicada frente al palacio presidencial.
Posteriormente, el sumo pontífice fue guiado por el propio mandatario ecuatoriano por el interior del edificio que fue adornado para la ocasión con 128.000 rosas ecuatorianas y banderas. Mientras hacían el recorrido, artistas interpretaba una canción compuesta para el Papa, a la vez niños del elenco del ballet andino Jacchigua saludaban con el invitado.
El Papa y el presidente Correa tenían previsto un encuentro privado.